EL COMIENZO Y EL FINAL
Capitulo 100 - El intento
Pasaron tres años…
Desgraciadamente, una gran tormenta cayó. Los cielos tronaron por varios días, soltando mucha agua y encharcando los terrenos. Todo esto sucedió unas horas después de que el grupo de niños comenzará la búsqueda de la princesa y el ángel negro. Por culpa de la lluvia todas las pistas se borraron, y en el ambiente solo se olía el agua de lluvia.
Kurama había informado a Naruto y Sasuke de la desaparición de los niños, en el momento en el que sucedió. El rubio empezó a buscarlos desesperadamente, al igual que Sasuke, que enfadado, maldecía una y otra vez y mataría a quien osara tocar a sus hijos.
Las dos búsquedas en ese momento fracasaron, pero estas no terminaron, una y otra vez varios grupos de ninjas investigaban las zonas o posibles lugares, incluso ninjas ambu enviados por Naruto intentaban encontrar el lugar donde se hallaban, pero nada tuvo éxito.
A pesar de tener ya a dos Uchihas, las persecuciones no pararon, al igual que el aumento de cabreo de Sasuke. Aquella organización a pesar de los años, nunca había cambiado de lugar. Eran varios hombres, que estaban gobernados por un jefe supremo, organizador de todo el plan.
Su propósito era extraer el chakra de sus cuerpos, ya que la familia Uchiha era la más poderosa, su energía era de igual forma. Al obtener su chakra, lo metían en su interior, llenándose de fuerza. Pero tuvieron varios problemas que no tomaron en cuenta. No todas las personas eran compatibles con el tipo de chakra de los niños. No sabían cómo utilizar tanto poder y se volvían locos, otros por el exceso en sus cuerpos se desmayaban durante unos días.
Hicieron varios experimentos, dejando siempre exhaustos a los niños. Los tenían en una oscura habitación, encadenados por grilletes. Estos estaban en los pies y manos de Himeko, pero a Tsuyoshi le tenían liberada la parte inferior.
Cada día era un infierno. Les pinchaban con jeringuillas, normalmente para sacarles sangre. La comida era a base de dos trozos de pan y agua al día. Podían aguantar intentando apoyarse en el otro, y aguantar por el otro, siendo un empujón de esperanza, que les daba fuerzas para seguir adelante.
Sasuke sentía muchas veces que no podía aguantar más, y que de un momento a otro destruiría todo a su alrededor. Veía como su alegre rubio ya no sonreía apenas, o lo hacía pero de manera falsa y no de corazón. Por las noches en sueños, nombraba a Himeko y a Tsuyoshi, teniendo muchas veces pesadillas. Su cara siempre tenía un deje de tristeza.
Sus pequeños hijos estaban de igual forma, enfadados, tristes, deprimidos, amargados, intentando siempre buscar un camino para poder hallar a sus hermanos. Su desaparición les afectó mucho.
Itachi y Deidara, que durante esos años habían vivido allí, a pesar de no poder salir de la casa, lo hicieron, e intentaron recuperar a los niños, pero tampoco tuvieron éxito.
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-Teyawar-sama, los experimentos siguen sin dar buenos resultados.
-¡Sois imbéciles! ¿¡Cuántos años necesitaréis a este paso, ineptos!?
El jefe insultaba a uno de sus lacayos, mientras otro llevaba a los prisioneros de nuevo a su “habitación”.
-Entrad.
Los dos entraron, sin subir la mirada, observando al suelo. Se sentaron en un rincón, oscuro y vacio.
Himeko: Por fin terminaron hoy (suspiro).
Un rato pasó, y los ninjas se alejaron, dejando un guardia en su puerta, que ya había conciliado el sueño.
Tsuyoshi: (susurrar al oído) No hagas ningún ruido Himeko, saldremos de aquí; el tamaño de mis esposas es más grande, ya que utilicé barro para rellenarlas y con un jutsu hice que se viera igual que mi piel.
Himeko abrazó fuertemente y con una inmensa alegría a su pequeño hermanito.
Himeko: (susurra) ¡Eres un genio!
Tsuyoshi le quitó los grilletes a Himeko. Los grilletes tenían sellos, que anulaban su chakra para que no pudieran escapar, pero una vez quitados un poco de energía fluía por sus cuerpos.
Kurama: “Bien hecho demonio, os daré algo de mi chakra para que os recuperéis un poco”
Niños: “Gracias Kyu”
Kurama: “Ahora salir rápido de ahí”
La puerta era de varias capas de hierro, con una pequeña ventanita tapada por gruesos barrotes. Himeko se concentró y a pesar de costarle dominar el viento por sí solo, sin mezclarlo con el agua y hacer hielo, puso sus fuerzas en ello y poco a poco y con cuidado, consiguió coger las llaves que tenía el guardia en su cintura.
Himeko: “¡La tengo!” (sonrisa).
Abrieron muy cuidadosamente la puerta, dejando el mínimo espació para salir, volviéndola a cerrar y colocando las llaves de nuevo en el cinturón del guardia. Hicieron dos clones deformes, pero igual a su figura, para que no gastaran mucho chakra, y engañar a los guardias, creyendo que todavía estaban encerrados. Usaron un jutsu de transformación, convirtiéndose en peones ninjas, para no ser descubiertos mientras intentaban buscar una salida, y pasar desapercibidos.
Pronto, después de aquellos tres años, conseguirían escapar de aquel infierno, o al menos eso creían.
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