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lunes, 6 de octubre de 2014

Ok, -.- por fin terminé de copiar todos los capítulos de "el comienzo y el final", k largo se me hizo, pero esto son buenas noticias x k pronto seguiré con esta historia y con otras k estoy preparando, bss X3
EL COMIENZO Y EL FINAL

Capitulo 111 - El laberinto de "pío"

El camino por el bosque a pesar de ser largo, se les hizo muy corto. Había mucho de lo que hablar después de tanto tiempo separados. Taigaken abrió la puerta de roca de la cueva. Caminaron por su oscuro interior, que era iluminado por la figura llameante de Aiko. Una tenue luz aclaraba el pasillo conforme andaban por él.
Los ojos nostálgicos de Himeko volvían a ver aquel alto árbol. No podía creer el tenerlo de nuevo frente suya, sentía como su corazón palpitaba de alegría y sus ojos dejaban caer gotas de emoción.
Himeko: Es increíble… su magia es todavía tan fuerte.
Los azabaches del alado miraban en cambio con un vago recuerdo en su memoria y observando detenidamente el lugar. Soun abrazó a su hermana poniendo su brazo encima del hombro de ella.
Soun: Este lugar te echaba de menos, princesa.
Himeko: Yo también lo extrañaba.
Aiko y Taisei cogieron las manos de su hermana mayor arrastrándola consigo.
Taisei: ¡Ven, aun te queda mucho por ver!
Los dos la miraban sonrientes mientras la llevaban hasta el tronco del árbol. Los demás los seguían divertidos. Buki se puso al lado de una de las raíces, cerca de ellos.
Buki: Pondré la contraseña, luego la aprenderá fácilmente princesa.
Himeko y Tsuyoshi se sorprendieron al ver lo que Buki hacía. Parecía ser algún tipo de juego extraño, había muchos objetos pequeños, ella cogió uno de ellos, todo aquel cuadradito de donde caían los objetos, se volvió blanco como el papel. Luego el papel se convirtió en una esfera de agua, dentro había una llave. Buki sacó la llave con su mano, que sorpresivamente estaba seca. Todo era ilógico. La llave tenía una palabra escrita. Volvió a dejar la llave y se acercó al árbol diciendo la palabra. Se abrió una puerta de gran grosor, como un brazo. El ascensor era enorme y muy espacioso, iluminado por varias luces. Entraron en él.
Tsuyoshi: ¿Qué es lo que hiciste?
Buki: Jeje, es una buena contraseña, la trabajé mucho, por si algún día nos descubren. Tiene varios dispositivos especiales. Al coger un objeto, concretamente uno especificó para cada uno del grupo, detecta los latidos de tu cuerpo.
Himeko: ¿Para qué sirve eso?
Buki: Hoy que los bebes no lloran cuando están en los brazos de su madre, pero porque los latidos de esta son únicos. De ahí salió la idea. Luego la llave tiene una palabra gravada en ella, pero la palabra es diferente cada vez que la contraseña se escribe, y está en un código secreto. Por si acaso hay un dispositivo dentro del árbol que analiza nuestra voz y solo se activa cuando la llave es sacada.
Tsuyoshi: No sé como realizaste todo eso (gotita).
Himeko: Es increíble Buki, te has convertido en una genio.
Buki les guiña un ojo y pone su dedo en señal de silencio.
Buki: Pero esto es exclusivo para nosotros.
Kasai: Tenemos nuestra propia ingeniera a bordo.
La puerta se abrió. Una primera habitación con alguna planta, eso no había cambiado, pero ya no era una habitación pequeña y blanca. Todo estaba pintado y la habitación era más grande, apenas se podía distinguir los dibujos de las plantas reales, incluso había mariposas volando por ella.
Himeko: Es precioso.
Hana: Ten cuidado Himeko one-chan, varias personas ya se han chocado contra la pared.
Todos se echaron a reír, por el inocente comentario de la pequeña. Pero aquello era verdad, incluso era difícil encontrar la puerta para salir, todo era un engaño e ilusionismo. Abrieron la puerta, todo seguía siendo de madera y muy espacioso, pero con algún mágico detalle.
Delante de ellos aparece un pingüino con un pequeño bebe a su espalda.
Nevu: Hola, bienvenidos, ¡oh! encantado de conocerlos, son la princesa y Tsuyoshi-chan, me han hablado de ustedes, me alegra poder verlos.
Himeko: Encantada.
Tsuyoshi: “¿Ese pajarraco me acaba de poner –chan?”
Shin: ¡Nono-one!
Nonomi cogió en brazos a su pequeño hermanito Shin, mimándolo.
Nonomi: ¿Cómo esta mi pequeño?
Shin: ¡Bien!
Dijo alzando sus bracitos. Una pequeña niña se asomaba de detrás del pingüinito. Taigaken la vio y la cogió también en brazos.
Taigaken: No tienes por qué ser tímida Mei.
Himeko: Hola pequeña ¿cuántos añitos tienes?
Giró su cuerpo, escondiendo su cara en el pecho de Taigaken.
Taigaken: Mei, ella es mi hermanita Himeko.
La pequeña miraba tímida de reojo.
Mei: Tengo 3 añoz.
Tenía un pelo negro y brillante y unos grandes ojos purpura.
Shin: Pio pio.
Dijo señalando a Tsuyoshi.
Tsuyoshi: Yo no soy un pájaro.
Shin: (¿?) Pio nego.
Himeko intentaba aguantar la risa tapándose la boca.
EL COMIENZO Y EL FINAL

Capitulo 110 - Reencuentro de "hermanos"

La aldea quedó perdida, viendo la grácil figura de Tsuyoshi.
-Es un ángel.
-Pero sus ala son negras ¿no será eso malo?
-Como algo tan puro puede ser malo.
-Los hijos de la familia Uchiha y del Hokage no pueden ser malos.
-Es terroríficamente hermoso.
Sasuke: Parece que lo han aceptado bien.
Naruto: Sí, menos mal tebayo.
Delicadamente volvió a posar sus pies sobre el escenario.
Taigaken: Lo hiciste bien, Tsuyoshi.
Dijo orgulloso, y revolvió el azabache cabello de su hermanito. En su cara se dibujó una ligera sonrisa, pero que estaba llena de felicidad por aquel roce, y las palabras de su hermano.
Naruto: ¡En honor a esta gran celebración, disfrutad todo lo que queráis y más en el festival!
-¡Siiiiiiiiiiiiiiiii!
Las personas se dispersaban por los diferentes puestos. Bajaron del escenario. Himeko fue rodeada por varios brazos nada más bajar.
Himeko: ¡Kenji! ¡Haruka!
Haruka: Te echamos mucho de menos (llora).
Kenji: Nada era lo mismo sin ti.
Himeko: Ya estoy aquí, no tienen que preocuparse más.
Dos chicas la abrazaron.
Nonomi: Me alegra verte.
Buki: Jeje, ha sido tiempo.
Himeko: Las únicas y especiales “primas de la arena”, las extrañe chicas.
Etsu: (abrazo) Estas muy linda Himeko.
Himeko: Muchas gracias Etsu.
Suiko: (abrazo) ¡Te eche de menos Hime-chan!
Kiuiko: (abrazo) Sin ti no hay quién controle tanto a los hombres de nuestro grupo.
Himeko: Jeje, pues que se vayan preparando.
Inutai: Eso hace falta (abrazo), bienvenida de nuevo.
Le dio un beso en la cabecita.
Himeko: ¡Kasai!
Lo abrazó fuertemente.
Kasai: Yo también te eche de menos, princesa del hielo.
Himeko: Me alegra mucho verlos a todos.
Su corazón se sentía pleno, llenaba sus pulmones de aire pudiendo sentir la gran satisfacción de haber vuelto de nuevo.
Su papi se acercó a ella y le susurro al oído.
Naruto: Puedes irte a jugar con ellos a vuestro escondite, seguro que os tenéis mucho que contar.
Himeko: ¡Y la celebración!
Naruto: Os han vuelto a ver, y están felices por ello.
Abrazó fuertemente a su papi agradeciéndole, y dándole un beso en la mejilla. Fue a buscar a su padre despidiéndose de la misma forma.
Estaba deseando ver de nuevo, después de tantos años, su escondrijo; los cambios que tendría, las modificaciones, y el volver a estar con todos en aquel amado lugar.
Los lobos de los hermanos Inuzuka, Tori y Yasei, comunicaron a los demás niños, que se reunirían en el escondrijo del gran árbol.

Por el bosque:
Himeko: Quiero ponerme al día. Inutai, Kiuiko ¿Cómo vais con mis hermanos?
Toshiki: (¬¬) Tenías que preguntarlo ¿verdad?
Himeko: Sí.
Ryuta: Pero es vergonzoso Himeko.
Himeko: Ya veo, Ryu sigue siendo un poco del tipo lindo.
Inutai: Eso nunca cambiara.
Himeko: ¿Y tú, Kiuiko?
Kiuiko: Es muy divertido seguir jorobando a tu hermano.
Taigaken: Pero de vez en cuando hay que parar un poco a Toshiki y enfriarle la cabeza.
Toshiki: Es que las palabras, adolescente, con novia, no te dicen nada.
Soun: Qué tu instinto en lo único que piensa es en atacar.
Nonomi: Sois vulgares.
Buki: A mí me parece muy gracioso.
Inutai: Sí el instinto es muy fuerte, pero hay que contenerse, yo te comprendo Toshiki.
Etsu: No quiero estar tan desesperado dentro de unos años.
Kasai: Tú aun eres pequeño, solo tienes 11.
Suiko: Ahora me da más miedo estar al lado vuestro.
Taigaken: Tranquila, para eso estoy yo, para pararles los pies.
Kiuiko: Las mujeres tenemos plena confianza en ti, Taigaken.
Dijo poniéndole una mano sobre el hombro.
Kenji: Creo que aun tengo suerte de ser joven.
Himeko: Menos mal que los pequeños van a lo suyo y no oyen nada (gotita).
Buki: Tenemos algo que enseñarte Himeko, ¿verdad Nonomi?
Todos: ¿?
Buki: Ya sabes ¡a Shin!, o… y a Nevu.
Aiko: Shin es el hermanito de Nonomi.
Tsuchiko: Nevu es nuestro canguro.
Buki: ¡Es un robot que construí con forma de pingüino!, vigila a los pequeños en todo momento para que no les pase nada.
Haruka: Cuando veas a Shin te enamoraras de él.
Shiroko: Es muy lindo.
EL COMIENZO Y EL FINAL

Capitulo 109 - En la noche (especial lemon)

Hace muchos años…
Una suave brisa acariciaba su cabello, mientras los ojos se posaban en el horizonte, o alzaban la vista al oscuro cielo. Una hermosa luna llena se posaba en aquel manto negro con agujeros de luz.
Naruto: (bostezo) “Será mejor que me vaya a dormir”
Se cambió y se puso su pijama naranja. En cuanto su cuerpo rozó la cama, sus ojos inevitablemente cayeron, pesados, y sin ganas de volver a abrirse.
Entre las sombras de la aldea, se veía tenuemente a una figura, que cual gato, ágilmente, corría por los tejados y árboles. Se posó en la ventana de un ya antiguo bloque de departamentos, sus agudos ojos miraban fijamente un pequeño cuerpo, que descansaba tranquilamente.
El “gato” entró en la habitación, cerrando la ventana y asegurándose que la puerta también lo estuviera. Sus oscuros ojos volvieron a observarlo. Estaba profundamente dormido, abrazando a su almohada y cubierto por las sabanas. Su estado era indefenso, dulce, y con su pequeña aura de inocencia.
Se subió a cuatro patas a la cama, acercándose lentamente al cuerpo.
Sasuke: “Te haces llamar ninja, cuando estas tan dormido que no notas mi presencia, y encima te dejaste la ventana descuidadamente abierta”
Retiró las sabanas. Su mano se deslizaba, subiendo un poco la camisa del pijama, acariciaba su piel lentamente. Sus dientes atacaron la cintura de Naruto, dejándole marcas. Levantó la vista al oír pequeños soniditos placenteros, sonrió orgulloso.
Bajó un poco las ropas de la parte inferior, marcando la parte inferior de la espalda. Podía ver como el rostro de Naruto mostraba su excitación, notaba como aquel pequeño cuerpo aumentaba su temperatura y como su miembro ya estaba erecto. Sus yemas pasaban por su torso, y entre soniditos, escucho su nombre reiteradas veces “Sasuke”, sin embargo el rubio aun dormía.
El escuchar su nombre de aquellos sensuales labios hizo que tuviera más ganas de atacar, a pesar de preguntarse una y otra vez de por qué hacía aquello.
Se acercó a su oreja y susurro.
Sasuke: Dobe.
Naruto aun seguía en su sueño, donde las manos que lo tocaban, eran las mismas que en la realidad. Sasuke repitió su nombre varias veces, con voz sensual, podía ver como el rubio reaccionaba con pequeños gemiditos, pero aun seguía dormido.
Sasuke mordió salvajemente su cuello, con lo que hizo que Naruto reaccionara, y abriera sus ojos. El rubio notaba como unos dientes se clavaban en él. Rápidamente quiso quitar al agresor, pero Sasuke al notar sus manos que empujaban su pecho, sonrió, y agarró sus muñecas, poniéndolas encima de su cabeza.
Sasuke: Estate quieto, no te dejaré escapar.
Naruto supo inmediatamente de quién era aquella voz.
Naruto: Sasuke… mmm, de-deja de…
El pelinegro introdujo uno de sus dedos en su interior, acallando sus palabras. Lo movió reiteradas veces, de fuera a adentro, lentamente.
Naruto: mmm… ah…no…
Sasuke fue introduciendo poco a poco los demás dedos, profundizando más en su interior. Naruto movía sus caderas sin percatarse, apretando con sus brazos más la almohada.
Sacó sus dedos del interior de Naruto, sorprendiéndolo.
Sasuke: Ponte boca abajo.
Naruto: ¡Teme, no voy a hacer lo que me dices!
Sasuke: Sabes que si te resistes será peor.
Naruto: ¡No voy a consentir que hagas lo que te venga en gana tebayo!
Sasuke: “Tu lo quisiste”
Metió de nuevo sus dedos repentinamente, un grito ahogado se escapó de los labios del rubio. Su mano fue rozando sus rosados pezones.
Naruto: ahhh…mmm…n-no… Sasuke.
El pelinegro lo puso boca abajo.
Sasuke: No vale la pena resistirse.
Sacó sus dedos, he introdujo su miembro de una. Con su mano Sasuke tapó el grito de Naruto, de sus ojos azules empezaron a crearse gotitas saladas.
Naruto: Sasuke… duele.
Sasuke: Te dije que sería peor.
El pelinegro sabía que después de tanto tiempo aquello le dolería, se quedo parado para que se acostumbrara. Intentó relajarlo un poco, masajeando su miembro, rozando la punta, y acariciando a la vez su pecho.
Al principio lo único que más podía sentir era dolor, pero poco a poco se acostumbró, y sus sentidos se centraron en el placer que recibía.
Sasuke notó, como después de un rato, de música excitante, el rubio empezó a mover sus caderas sin percatarse. Sacó y metió prácticamente entero su miembro, de manera lenta. Veía como para Naruto aquello era una placentera tortura, que quería más.
Hizo un rápido movimiento y puso a Naruto encima de sus caderas.
Naruto: (O///O) ¡Que se supone que haces Teme!
Sasuke: Yo no me voy a mover, marca tu propio ritmo.
Naruto: ¡N-no lo voy a hacer estas loco!
Sasuke: Esta bien “pronto te haré de hacerlo”
Al ver que Sasuke no hacía nada, tan solo lo miraba a él, decidió salirse. Notaba como salía de él aquel miembro, pero en realidad aquello le proporcionaba un gran placer. Sasuke tocó la punta de Naruto con su dedo, haciendo que sus fuerzas disminuyeran y sus piernas flaquearan, entrando de nuevo.
Naruto: Aaaah…
El rubio se sonrojó enormemente al ver la sonrisa de lado de Sasuke.
Naruto: Eres imbécil.
Entonces el rubio cayó la protesta de Sasuke con sus labios, y empezó a mover de arriba abajo sus caderas. El pelinegro veía deleitado aquella imagen, Naruto gimiendo encima de él, con sus mejillas sonrojadas, y sus labios carnosos pronunciando solo su nombre entre extraordinarios gemidos.
Al terminar, cayó rendido sobre su pecho, agotado, y con la respiración agitada y entrecortada, quedándose finalmente dormido.
Sasuke, a la mañana siguiente, volvió a desaparecer de nuevo, pero Naruto sabía que todo aquello no era un sueño, ya que aquellas marcas permanecían en su cuerpo.
EL COMIENZO Y EL FINAL

Capitulo 108 - La emoción de la villa

Pronto, la llegada de los dos hermanos a la aldea, fue la noticia más escuchada en Konoha. Los habitantes de la villa podían notar como la familia estuvo con un gran pesar e incertidumbre. Con esta noticia, la plena alegría había vuelto a las calles, pues nadie se podría imaginar cuan queridos eran en el país del fuego. La dicha estaba en el ambiente.
Torre Hokage:
Shikamaru: Parece que con su llegada el ambiente ha cambiado.
Naruto: Sí, todos parecen muy felices.
Shikamaru: A sido un largo tiempo, y la gente le tiene mucho cariño a tus hijos.
Naruto: ¡Está decidido!
Shikamaru: ¿El- el qué?
Naruto: ¡Haremos una celebración por todo lo alto! ¡Toda la aldea podrá verlos de nuevo!
Shikamaru: (suspiro) (sonrisa) Tan loco como siempre, pero la gente se alegrará de verlos de nuevo, yo también tengo ganas de verlos.
Naruto: Les tienes que presentar a tu pequeño y lindo Shin.
Shikamaru: A veces me pregunto a quien ha salido.
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Sasuke: No dejas de sorprenderme Dobe.
Naruto: Jeje, estoy muy feliz de que todos se alegren por su llegada.
Sasuke: Crecieron mucho.
Naruto: ¿Estarás bien?, a ti no te gustan las fiestas.
Sasuke: Pero en esta ocasión merece la pena.
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En una de las mañanas, al levantarse, los niños se arreglaron algo formales, ya que sus padres les dijeron que iban hacer algo importante ese día.
Salieron de casa, dirigiéndose hacia la plaza principal, conforme más cerca estaban, el bullicio que se escuchaba era mayor.
Hana: (inocente) ¿Vamos a una fiesta papa?
La pequeña Hana iba de la mano de Sasuke, llevaba un precioso vestido blanco, con una falda más trasparente,  con alguna florecita de un tono rosa clarito. Parecía una pequeña hada. Sasuke le guiño un ojo.
Sasuke: (susurro) Es una sorpresa.
Los mellizos lo oyeron a la perfección gracias a sus sentido, pero no dijeron nada y simplemente se miraron mutuamente, sonriendo. Los dos vestían una camisa blanca, con una chaqueta marrón y unos pantalones de un tono vino. Ambos iban realmente guapos.
Aiko: ¡Jeje, algo emocionante está ocurriendo! ¡Vamos rápido!
La pequeña dragoncita llevaba un vestido negro, con una lazo rosa en la cintura.
Naruto: Pronto llegaremos.
Anduvieron aun unas manzanas más, había un gran podio, pero desde donde estaban solo veían una escalera de madera, por la que subieron.
Al verlos hubo una gran ovación por parte de toda la gente que había en el lugar, los niños se impresionaron bastante, al ver a tantísimas personas.
Naruto: ¡Estamos aquí Konoha!
Se oyó otra fuerte ovación.
Naruto: Estuvimos mucho tiempo sin verlos, a estos dos niños, que aún crecen para proteger a la aldea. Me alegró mucho el saber lo felices que estabais todos cuando volvieron.
-¡Naruto-sama, amamos a vuestra familia!
-¡Sois nuestros protectores!
-¡Gracias a vosotros no hay guerras!
Naruto se emocionó al oír esas palabras directamente de la gente por lo que daba todo.
Naruto: Gracias, muchas gracias a todos… ¡Echasteis de menos a la princesa!
-¡¡¡Siiiiiiiiiiiiiiiiii!!!
Soun elevó a su hermana en una nube de viento, sentándola en ella. Esta llevaba un vestido azul clarito con copos de nieve en tonos más oscuros. Taisei puso final gotas de agua a su alrededor, que brillaban con la luz del sol. Se veía simplemente hermosa. Sus largos y dorados cabellos, sus claros ojos azules, en su cara se iluminó una sonrisa.
Muchos quedaron más prendados por su gran belleza que años atrás.
Himeko: Los eche mucho de menos.
Aquello fue la guinda del pastel, era muy difícil resistirse a tales encantos, no tenían fuerzas para ello.
Taiki, Daiki, Etsu: (-///-) “Que linda”
Kasai: “Te has vuelto muy hermosa, princesa”
Kenji: “Parece que creciste mucho”
Naruto: ¡Se ha vuelto muy linda! ¿¡Verdad!?
-¡¡Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!
Himeko se avergonzó bastante, mirando hacia el suelo. Ella ya está en el escenario.
Soun: ¡Lo siento pero aún no podéis casaros con ella!
Se oyeron grandes carcajadas por parte de la gente.
Naruto: Jeje, bueno el rayo azul tiene razón, no la podemos dejar ir tan pronto, solo tiene 10 años.
-¡Crece pronto princesa!
-¡Cásate conmigo!
-¡Eres preciosa, Himeko!
Soun: Les aconsejo que no intenten nada.
Naruto: Se que mi Himeko es muy importante, pero… no fue solo ella a la que secuestraron, apenas tenía unos meses, y no era muy conocido, pero os quiero presentar a Tsuyoshi, el pequeño ángel negro.
Tsuyoshi estaba de pie en el suelo, y detrás su padre y Taigaken. Los tres tenían puesto el mismo modelo, que derretía la piel solo con verlos. Llevaban un traje negro, con una camisa de igual color, con los primeros botones desabrochados, y una corbata roja suelta. Eran realmente sexys, hacían estremecer el cuerpo.
Tsuyoshi extendió sus negras y hermosas alas, alzó el vuelo, su forma, su energía, sus movimientos, todo en él era resplandeciente, su elegancia entre los cielos, hipnotizaba los ojos de cualquiera que posara su vista en él.
EL COMIENZO Y EL FINAL

Capitulo 107 - Besos

Ryuta: (sonrisa resplandeciente) Jeje, es tan linda.
Decía tumbado en la cama, boca abajo, apoyando su cabeza encima de sus manos y moviendo felizmente las piernas de arriba abajo.
Taisei: (sonrisa resplandeciente) Sí, Himeko one-chan es la maaaaas linda.
Soun: Siempre será nuestra princesa.
Himeko aún dormía en el pecho de su hermano mayor rebelde.
Toshiki: Pero la pequeña dragoncita, es muy dulce.
Aiko: ¡Gracias Toshiki oni-chan!
El zorro rojo mayor tenía sentado entre sus piernas a aquella dragoncita, que le concedió un cálido beso en la frente por sus palabras.
Hana: (Inocente) Papi ¿Hana es linda?
Naruto: Por supuesto, es una flor que poco a poco sale de su capullo para volverse más hermosa.
Hana: (sonrojada) ¡Flor!
Los tres pelinegros volvieron a la habitación.
Sasuke: ¿Qué hacéis?
Naruto: Observar la belleza de nuestras princesas ¿verdad?
Ryuta y Taisei: Sí.
Soun: ¿Por qué no despertamos a la princesita como solíamos hacerlo chicos?
Taigaken: Claro, ha pasado mucho tiempo desde la última vez que lo hicimos.
Tsuyoshi: (¿?)
Toshiki: Este es el verdadero saludo Uchiha masculino.
Taigaken se acercó a la cama y besó dulcemente la frente de Himeko, y empezó a medio despertarse. Los mellizos, a la vez, la besaron  cada uno en un moflete, esta abrió los ojos algo sorprendida. Soun le dio un besito en la nariz, lo que le hizo cosquillas.
Himeko: Jeje.
Taisei: ¡Yo también!
El rubito se acercó, dándole un tierno beso en la cabeza. El pequeño ángel negro extendió sus oscuras alas, volando desde los brazos de su padre, hasta donde su hermana mayor.
Tsuyoshi: Yo también te regalo uno.
Este la beso delicadamente en el párpado de uno de sus ojos.
Himeko: Jeje, sois únicos.
Pero, con una solo mirada, Sasuke y Naruto se combinaron para darle a la vez un beso en cada mano, arrodillándose, estilo principesco.
Aiko: Wooo, papas tenéis un aura genial.
Himeko: Jeje, intentáis combinar lo elegante Uchiha y lo salvaje Uzumaki, tengo unos chicos increíbles. Pero… no son del todo caballerosos.
Ryuta: Jeje, ¿Qué le ocurre princesa?
Himeko cogió y abrazó a sus dos hermanitas.
Himeko: Debéis saludar apropiadamente a todas las princesas, sean de hielo, fuego o tierra.
Las otras pequeñas también fueron consentidas, aquel pequeño, dulce e inocente juego, les divirtió mucho y las constantes risas no dejaban de escucharse.
Deidara bajó las escaleras, queriendo encontrar la causa de aquel ruido en la mañana, abrió la puerta del dormitorio.
Deidara: (enfadado) ¿Oye que es todo ese…?
No llegó a terminar, debido a la sorpresa de que las tres pequeñas le besaran en las mejillas y en la frente haciéndose que se sonrojara.
Deidara: (Sonrojado) ¿¡Que-e…!?
Itachi llegó a la habitación, también siendo invadido por la ronda de besos, Himeko lo abrazaba colgada de su espalda y las pequeñas fueron sujetadas por los brazos de su tío pelinegro, que sonreía felizmente por el recibimiento.
Himeko: Jeje tío Itachi.
Deidara: (enfadado) ¿Y tú por que estas tan feliz?
Itachi: (sorprendido) He, ¿Por qué no iba estarlo? (sonrisa) Adoro a mis sobrinas.
Naruto: Jeje, Deidara no te enfades.
Soun: Tío Itachi tienes que cuidar más de Dei-chan, en seguida se siente solito.
Itachi: (suspiro) Tienes razón.
Deidara: (cabreado) ¿¡Quién está solo imbéciles!?
Hana: Lo siento tío Dei, no quería que estuvieras triste o que te enfadaras.
Aiko: Perdón
Deidara: Ag, no me puedo enfadar con vosotras.
Kurama entró en la habitación.
Ryuta: ¿He? ¿Cuándo saliste Kyu-chan?
Kurama: Hace tiempo.
Tsuyoshi: ¿Él es Kyu-chan?
Himeko: ¡Ah, claro! Tú todavía no habías visto a Kyu-chan.
Tsuyoshi voló hasta él, sentándose encima de su lomo.
Kurama: ¿¡Que haces mocoso, bájate!?
Tsuyoshi lo abrazó.
Tsuyoshi: Eres muy suave y cálido Kyu-chan.
Kurama se sonrojo, cediendo. Ryuta también se subió encima.
Ryuta: ¡Vamos Kyu-chan!
Kurama: ¡Eso si que no, tu ya tienes 14 años!
Ryuta: (ojitos) Pe-pero Kyu-chan.
Kurama: Esta bien.
Taisei: Yo también quiero.
Soun: No estreséis a Kurama-chan, si quieres te llevo en una nube de viento.
Taisei: ¡Viva!
Kurama: “Gracias”
Soun: “De nada, te debía cuidar a la princesa”
Kurama: Como iba diciendo, han llamado por teléfono, parece que mucha gente es feliz queriendo torturar a Teyawar.
Todos asintieron pensando “es lógico”
Kurama: Lo tienen todo controlado, y vuestros amigos quieren celebrar que estos dos pudieron regresar a casa, tienen deseos de volver a verlos.
EL COMIENZO Y EL FINAL

Capitulo 106 - Desahógate

Tsuyoshi: Papi.
Estuvieron un rato abrazados, apretando fuertemente al otro contra su cuerpo. Separaron un poco su abrazo.
Naruto: ¿Quieres sentarte en mis piernas para comer?
Tsuyoshi: (asiente agitadamente)
Naruto cogió en brazos a su pequeño bebe, y se volvió a sentar donde estaba, con el pequeño sentado sobre sus piernas cruzadas. A su lado estaban sentados Sasuke y Hana de igual manera, a la derecha, en la izquierda estaba Taigaken. Naruto con unos palillos cogió un poco de ramen, soplándole.
Naruto: Pruébalo, a ver si te gusta.
Sasuke: Dobe, aun es pequeño para que coma estas cosas.
Pero el angelito se adelantó, y le dio un bocado a la comida que le daba su papi. No pronunció palabra.
Taigaken: (sonrisa amable) Parece que le gustó.
Deidara: (suspiro) En serio no tenéis remedio.
La comida era amena, el pequeño comía sin decir palabra, mirándolos a todos mientras estos hablaban. Podía ver a los  que comían ramen como él, Ryuta, Himeko, Taisei, y los aficionados al tomate, Taigaken, Toshiki, Soun, Aiko y Hana. Los tíos estaban bien con cualquier cosa.
Sasuke: Abre la boca Hana.
Hana: (mastica) ¡Más!
Sasuke: Sí, sí.
Taigaken observaba curioso como su hermano pequeño tenía una mirada triste mientras veía a su padre. Tsuyoshi notó como unas manos elevaban su cuerpo.
Taigaken: Hace mucho que no te cargo en brazos.
Tsuyoshi, sin darse cuenta, cayó rendido en los brazos de su hermano, que casi siempre lo sostenían, años atrás, su grave y tranquila voz era como un sonido soñoliento para él, era como una pequeña nana.
Taisei: Jeje, parece que cayó rendido.
Soun: No solo él.
Soun sostenía a su princesa, que dormía plácidamente en su pecho.
Toshiki: Fue un largo día para ambos.
Sasuke: Sí, por fin están de vuelta.
Itachi: No vayas a llorar ototo.
Sasuke: Si lo hiciera sería de felicidad.
Aiko: ¡Esta noche dormiremos en vuestra cama!
Deidara: ¡Pero sois 11!
Naruto: Los niños no ocupan mucho espacio, además, esta noche no creo que ninguno soportara estar lejos de ellos.
Ryuta: Verdad.
El infierno que aquellos niños habían pasado ya había terminado, todo había llegado a su fin. En la noche, miles de estrellas iluminaban el cielo y por la ventana, la luz de la luna traspasaba los cristales. En una gran cama, se podía ver a muchos niños y dos adultos, todos desordenados, abrazados y juntos, muchos no sabrían que representaba aquello, pero los que estaban dormidos en esa cama, sabían que por fin volverían a ser felices y que en las noches los pensamientos arraigados en la preocupación, ya no existían y su sueño no sería perturbado.
Tsuyoshi, entre sus sueños, unas voces llegaban a sus oídos, con figuras borrosas.
Taigaken: Sabes eres el único que me consuela.
Ryuta: ¡Tus alas son tan chulas!
Aiko: ¡Te quiero hermanito!
Toshiki: Creo que cada vez te entendemos mejor aunque no hables.
Himeko: Jeje, siempre está en tu espalda Taigaken oni-chan.
Hana: Flor (sonrisa).
Soun: Realmente eres curioso.
Tsuyoshi: “Son sus voces… las que escuché ayer, son todos ellos… ¿Qué es esto?”
Kurama: “Son tus recuerdos ángel oscuro, son las voces de tus hermanos”
Tsuyoshi se levantó repentinamente de la cama, sudoroso, mirando de un lado a otro. Dos pares de ojos negros atravesaron su mente.
Sasuke cogió en brazos a Tsuyoshi y silenciosamente se levantó de la cama, seguido por Taigaken, dirigiéndose al ático. El pequeño deseo muchas veces que aquella calidad lo abrazara.
Sasuke: ¿Qué te ocurre Tsuyoshi?
Se oía silencio.
Taigaken: Habla, todo estará bien.
Ambos le acariciaron su oscuro cabello, de forma suave.
Tsuyoshi: (voz baja) Quiero quedarme con vosotros.
Sasuke: Siempre lo estarás.
Tsuyoshi: No recuerdo apenas nada, pero a la vez todo me resulta familiar. Podía sentirme muy feliz mientras cenábamos, todo era ruidoso, alegre y cálido. Cuando nos secuestraron, siempre estábamos en una oscura y fría habitación, todo era muy silencioso, sin embargo Himeko one-chan siempre me estuvo apoyando y cuidando de mí.
Las amargas lágrimas caían de sus ojos carmesí.
Tsuyoshi: Kurama siempre decía que nos buscabais… dejé de creerle… Himeko siempre tenía la esperanza de ver a esos que decía que eran nuestros padres… pero yo… yo solo quería escapar por ella.
Taigaken: Es normal que nos olvidaras.
Sasuke: Es mi culpa hijo.
Tsuyoshi: Sé que no, (snif), recuerdo que tenía un padre, y siempre me parecí mucho a él, Himeko lo decía a cada rato, que era igual que papa y Taigaken oni-san. Te recuerdo como alguien que le gustaba enseñarnos, que nos quería y protegía, en verdad os parecéis mucho.
Sasuke: Tú eres igual, Tsuyoshi, sufres, pero lo único que quieres es proteger a tu familia, eres un verdadero Uchiha y nunca podría estar más orgulloso de ti.
Tsuyoshi lloró más por las palabras de su padre, ahogándolas en su pecho, sentía como las manos de aquellos dos protectores, acariciaban su cabello, y lo abrazaban, fue un sentimiento inexplicable, se sentía feliz, pero sus lágrimas no paraban de fluir. 
EL COMIENZO Y EL FINAL

Capitulo 105 - Palabras duras bañadas con perdón

No comprendían por qué aquella mirada de desconfianza ante ellos, les dolía mucho aquello. Aiko, a pesar de también sentir ese dolor en su pecho, fue trotando hacia su hermanito, con su mano intentó acariciarle, pero este la apartó de un manotazo. Esta acción les sorprendió mucho a todos, no se esperaban aquello.
Aiko juntó sus dos manos, apretándolas fuerte contra su pecho, y mirando al suelo. Tsuyoshi alzó su vuelo junto a su hermana Himeko.
Himeko: ¿Por-por qué lo hiciste Tsuyoshi?
Tsuyoshi: No puedo mentir, no os conozco, y no puedo confiar en vosotros.
Himeko: Pero… estuviste bien cuando papi te abrazó.  
Tsuyoshi: Tampoco sé quién es, no conozco a nadie, pero su calidez se sintió agradable.
Escuchar esas palabras fue un golpe muy duro para todos, Hana empezó a llorar, estaba muy triste y no podía evitarlo, los demás, con gran esfuerzo contuvieron las lágrimas, no querían que Tsuyoshi se sintiera mal al verlos.
Himeko: Me iré a bañar con él, le explicare un poco todo, tranquilos.
Himeko abrazó a Tsuyoshi, dirigiéndose hacia el baño. Tsuyoshi pudo ver como aquel que decían que era su padre, y estuvo antes abrazando a su princesa, cogía en brazos a una pequeña niña de ojos y pelo negro, que no paraba de llorar. En ese momento, sintió ganas de que aquel hombre también lo cogiera a él en brazos, veía aquellas caras, que se veían solitarias desde que habló.
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Himeko, dentro de una bañera llena de burbujas, lavaba el pelo de Tsuyoshi, que estaba de espaldas a ella.
Tsuyoshi: ¿Por qué… todos estaban tan tristes?
Himeko: (voz suave) Bueno, tu no lo recuerdas, por qué cuando nos secuestraron no tenías ni medio año en ese entonces. Tú naciste en esta aldea, y viviste en esta casa, aquí viviremos a partir de ahora.
Tsuyoshi: Me gusta este lugar, es mucho mejor que donde estábamos.
Himeko: Luego te la enseñaré, además, la comida de papa es deliciosa.
Tsuyoshi: ¿No es solo pan?
Himeko: jeje, por supuesto que no, tienes que probar muchas cosas deliciosas. Estar viviendo todos aquí es muy divertido.
Tsuyoshi: ¿Por qué había tantos niños?
Himeko: Todos ellos son tus hermanos.
Tsuyoshi: (O.O) Imposible.
Himeko: Jeje, es verdad. Yo soy la 5ª y tú… el 9º, eres el más pequeño.
Tsuyoshi: No lo comprendo.
Himeko: mmm… ¿te acuerdas de la niña pequeña de ojos y pelo negro?
Tsuyoshi: (asiente)
Himeko: Esa es tu hermana mayor Hana, tiene 4 años, es 1 año mayor que tú, ella sería la 8ª,es muy linda, ama la naturaleza. Luego está Aiko, la chica del pelo rojo, a la que no debiste golpear.
Tsuyoshi: Lo siento.
Himeko abrazó a su hermanito con fuerza, al ver que lo decía con un deje de tristeza y estaba arrepentido, lo amaba mucho, lo tumbó sobre su pecho mientras seguía hablando.
Himeko: Es muy alegre y cariñosa. Si mis cálculos no me fallan, hará poco que cumplió los 7 años, jeje, siendo la 7ª.
Tsuyoshi: (gotita) Es un mal chiste.
Himeko: Perdón, creo que la alegría de volver me afecto bastante.
Tsuyoshi: (sonrisa) Sí, nunca te había visto sonreír de esa manera, me gusta tu sonrisa one-chan.
Himeko: A mí también me gusta la tuya (beso). Luego viene Taisei, el 6º, es el del pelo rubio alborotado y ojos azul mar, jeje es un pequeño revoltoso, ahora tiene 9 años. Luego voy yo, que soy la 5ª. Después va Soun, es el que primero me tiró al suelo.
Tsuyoshi: Sí, lo recuerdo.
Himeko: Lo quiero mucho y me llevo muy bien con él, es un rebelde sin causa, que va detrás de todas las mujeres y solo quiere a una, o mejor dicho, las mujeres lo persiguen a él.
Tsuyoshi: No os parecéis en nada.
Himeko: Ahora que lo pienso es verdad, a mi me decían la princesa de hielo por ser fría con los hombres que querían estar conmigo. Pero que eso no te engañe, Soun siempre está ahí cuando lo necesito, y yo también lo ayudo. Tiene… ¡ah, el mes que viene cumple los 12!
Tsuyoshi: Sigue.
Himeko: Sí, los dos chicos pelirrojos son los mellizos, tienen 14 años “quién lo creería” Toshiki es el mayor, es tranquilo y confiable, Ryuta es el pequeño, es otro trasto y que suele ser algo llorón, jeje.
Tsuyoshi: Falta uno.
Himeko: Taigaken, es el más mayor de todos, el responsable y protector de la familia, siempre piensa en nosotros, tú…
Tsuyoshi la miró y en su cara pudo ver algo de tristeza.
Himeko: Vosotros dos erais muy unidos, tu siempre te la pasavas pegado a la espalda de Taigaken. La verdad…
Tsuyoshi: Dime que es.
Himeko: El día en que tú naciste, Sara one-chan murió.
Tsuyoshi: ¿¡Teníamos otra hermana!?
Himeko: (Negó) No era nuestra hermana, aunque muchas veces era como una. Sara era un año menor que Taigaken, ella era su novia, él lo pasó realmente mal en esos momentos, pero tú fuiste su consuelo. Seguramente les dolieron mucho tus palabras, sobre todo a él y a papi. Seguramente papi se sienta muy culpable y crea que te dejó abandonado, ya que él es huérfano, al igual que papa. El tío Itachi es el hermano mayor de papa, murió hace mucho tiempo, ninguno habíamos nacido, pero papa puede revivirlos con un jutsu, el otro es Deidara, es nuestro tío político, ya que sale con el tío Itachi.
Tsuyoshi: Creo que más o menos puedo comprenderlo todo.
Himeko: Ok, entonces… seguro que memorizaste la edad de cada uno.
Tsuyoshi: 16, 14, 14, 12, 10, 9, 7, 4 y bueno yo 3. Aunque tú aun no has cumplido los 10.
Himeko: En verdad eres un genio. Anda vamos a salir, o nos convertiremos en pasas.
Al salir se fijaron que alguien les había dejado ropa, más o menos de su taya y estilo.
Himeko: “Debieron haber sido mis padres”
Hacía mucho que no se ponían ropa decente, y no esos trapos rasgados y sucios con los que siempre andaban. Fueron por el pasillo hasta el salón, donde un exquisito aroma inundaba el aire.
Himeko: ¡La cena Uchiha-Uzumaki! ¡Ramen y ensalada de tomate!
Tsuyoshi: ¿? “Huele rico”
Naruto: Nuestras comidas favoritas son el ramen y la ensalada de tomate, es algo típico de esta familia.
Deidara: Nunca os cansaréis de comer esto.
Aiko: ¡No!
Toshiki: Lo que esta rico es mejor disfrutarlo tío Dei.
Soun: ¿Y? ¿Cuál prefieres enano?
Tsuyoshi: “Realmente sus personalidades son tal y como Himeko one-chan me contó”
Naruto: ¿Quieres sentarte mis piernas, mi pequeño ángel negro?
Tsuyoshi: Repítelo, repite como me llamaste.
Naruto: Mi pequeño ángel negro.
Kurama: Era ese nombre ¿verdad?
Himeko: ¿Qué quieres decir Kyu-chan?
Tsuyoshi extendió sus hermosas alas oscuras y alzó los brazos, con un deje de tristeza en la voz.
Tsuyoshi: Papi.
Naruto se levantó y corrió hacia él abrazándolo.
Naruto: Parece que lo recuerdas, mi bebe, creciste mucho sin nosotros.
Tsuyoshi: Lo siento, siento lo que dije antes.
Naruto: Es normal que no recordases, apenas habías nacido, solo alguna vez decías papi, no hablabas y volabas más que caminar, siempre pegadito a nuestros brazos o espalda.
EL COMIENZO Y EL FINAL

Capitulo 104 - No os dejaremos ir

Teyawar: “Malditos, ¡Ag! mi mente se está empezando a quedarse en blanco, estoy perdiendo mucha sangre por culpa de la espada de ese bastardo de Uchiha Sasuke”
A lo lejos se podía ver como dos personas llegaban rápidamente al tétrico lugar. Naruto y Sasuke no se alteraron, ya que sabían de quién era aquel chakra. Llegaron al lugar observando la escena, un rubio, realmente enfadado se acercó a Teyawar, mirándolo con ojos amenazantes.
Deidara: Quiero… ¡hacer explotar tu jodida cabeza hijo de ------¡
Deidara no dejaba de propiciarle golpes, desquitándose con él, Teyawar apenas sabía quién le estaba atacando, su vista estaba ya muy borrosa. Itachi se arrodilló junto a la familia.
Itachi: Ha debido de ser muy duro para ambos.
Himeko: (llora) T-tío Itachi…
La princesa rubia abrazó con cariño a su tío, mientras sus lágrimas no dejaban de escaparse de entre sus claros ojos azules.
Itachi: Dei, para ya, lo necesitamos vivo.
Deidara: ¡Le haría explotar en mil pedazos! ¡Le arrancaría la piel! ¡No quedaría nada de él!
Sasuke: Créeme, ese plan no suena tan mal.
Kurama: Estoy de acuerdo.
Naruto: ¿Cómo sabíais  donde estábamos?
Itachi miró tiernamente a Himeko con una sonrisa.
Itachi: Fue gracias a la blanca zorrita de esta pequeña.
Himeko: ¿¡Yukiko os encontró!?
Deidara: Sí, así es.
Sasuke: Es mejor que vayamos a casa cuanto antes, y nos llevemos a este tipejo.
Deidara: Mandé una paloma mensajera al cuartel del Hokage, para que vinieran aquí.
Naruto: Seguramente Shikamaru ya la ha leído.
Himeko: En el escondite todavía quedan muchos subordinados, aunque no parecen demasiado fuertes.
Naruto: Dejare un clon aquí para que se encargue de todo.
Itachi: Es mejor si volvemos volando a la aldea, los niños están cansados, y tampoco podemos dejar que nos descubran.
Sasuke: Sí, será lo mejor.
En un ave hecha de arcilla, por el rubio, subieron Itachi, Teyawar y él. Sasuke invocó uno de sus halcones y subió a su familia. Tsuyoshi no pronunció palabra alguna, sin embargo, sus pequeños brazos, por alguna razón no podían separarse de aquel que decían que era su papi. Veía como Sasuke, “su padre”, acariciaba los mechones doradizos de su hermana mayor, sosteniéndola entre sus brazos, acobijándola e intentando proporcionarle consuelo. Él, se aferraba a las vestimentas de su papi, que lo envolvía entre sus brazos.
Durante el viaje la cara de Himeko poco a poco iba cambiando conforme llegaban a la aldea, a una cada vez más animada e ilusionada de poder volver por fin a aquel lugar.
Tsuyoshi solo tenía vagos recuerdos de todo aquello, apenas lucidos o sin estar algo distorsionados. Pero aquel lugar de alguna forma le hacía sentir nostalgia.
Su hogar, no tenía ocupadas las casas a su alrededor. Todavía tenían ese punto de intimidad, con el que podían sentirse a gusto.
Las dos aves aterrizaron en el jardín de la vivienda. Por Teyawar… no había de que preocuparse, Naruto con uno de sus clones, cuando estaban en el aire, lo cogió como un saco de patatas, y se encargó de él.
Los niños antes no se encontraban todos en casa, pero en cuanto percibieron el inconfundible chakra de sus hermanos, no dudaron en regresar.
Las dos aves empezaban a rozar la hierba con sus patas, agitando las alas cuidadosamente, para no bajar de un golpe brusco al suelo, entonces las encogieron junto a su cuerpo plumado.
No le dio ni tiempo a bajarse, cuando sintió que un cuerpo fue hacia ella, tirándola al suelo. Al abrir los ojos pudo ver un pelo revuelto y puntiagudo, de color azabache.
Soun: Nunca te soltare, mi princesita.
Decía aferrándose fuertemente a ella.
Himeko: S-So…un, Soun, Soun (las lágrimas volvían a brotar, sus ojos ya estaban algo enrojecidos) ¡Soun oni-chan!
En un abrir y cerrar de ojos, notó como un montón de brazos la rodeaban.
Taisei la miró con sus tiernos ojitos azules llenos de lágrimas.
Taisei: ¡Himeko one-chan, no vuelvas a desapareces nunca!
Taigaken: (lágrimas contenidas) Te prometo que no dejare que esto vuelva a pasar en la vida.
Aiko y Hana: ¡Oneee-chan!
Las pequeñas lloraban como nunca en su vida lo habían hecho, sus ojitos negros, parecían que tenían destellos, como el cielo en la noche, a la caída del sol, provocado por las estrellas, debido a sus cristalinas gotas.
Toshiki y Ryuta: ¡Mataremos a cualquiera que se te vuelva a acercar!
Ryuta: (llora como bebe) ¡Hermanita!
Himeko: Yo-yo (snif), os eche mucho de menos.
Taigaken: Espera ¿¡Donde está Tsuyoshi!? ¿¡Aún lo tienen retenido!?
Himeko negó con la cabeza, aliviando el corazón de sus hermanos, y señaló en la dirección donde se encontraban sus padres y sus tíos. Todos los niños miraron en esa dirección, viendo a su pequeño hermano de alas negras, que los miraba con odio y desconfianza, algo, que hizo estremecer el corazón de sus hermanos.
EL COMIENZO Y EL FINAL

Capitulo 103 - Estoy contigo

El tiempo siguió transcurriendo con gran tensión, intentando siempre estar alertas. Todo seguía tranquilo y empezaron, después de varias horas, a bajar la guardia.
Himeko: No se si deberíamos marcharnos.
Tsuyoshi aún miraba desconfiado al bloque de hielo que retenía a Teyawar.
Tsuyoshi: Vámonos.
Al ponerse de espaldas, se oyó un ruido, se dieron la vuelta pero apenas sin tiempo… Teyawar partió de una todo aquello que lo retenía. Enormes trozos de hielo explotaron, volando por el aire.
Teyawar: (cara terrorífica) Demasiado tarde niños.
Desde que oyeron ese sonido, solo pasaron 5 segundos, y Teyawar estaba a punto de atacarlos. Por la impresión, ambos niños cayeron al suelo, temblando. Aquel tirano se acercaba a ellos…
Pero un haz de luz hizo volar a Teyawar… una voz familiar pudieron alcanzar a escuchar, esta gruñía de agresividad.
Sasuke: (cabreado y con el Sharingan) ¡Ni se te ocurra volver a poner tus manos encima de ellos!
Naruto también quería machacar a ese… ese asqueroso bastardo, y darle una propiciada de golpes, pero sabía que Sasuke se encargaría de ellos. Miró a sus hijos y solo con apreciar el estado en que se encontraban, su corazón se oprimía de dolor.
Sus vestimentas eran trapajos sucios y desgastados, sus cuerpos eran muy delgados, parecía como si llevaran una vida sin comer, la figura de sus huesos se podía apreciar a pesar de su piel.
Fue hacia ellos a abrazarlos sin ninguna duda. Los niños a pesar de estar sus cuerpos fríos, podían volver a sentir la calidez del cuerpo de su papi. Los sentimientos de ambos niños eran muy diferentes.
Himeko se abrazaba fuertemente y llorando sin consuelo a su papi, sin querer nunca volver a irse de su lado, su cuerpo temblaba, pero tenía la suficiente fuerza para no dejar de llamar y repetir “papi”, con ojos que no tenían la intención de parar el llanto.
Tsuyoshi, en cambio, no soltaba lagrima alguna, tampoco sabía muy bien quien eran esas personas, solo tenía vagos recuerdos en su mente. Pero sin embargo, cuando aquel hombre, de pelo dorado lo abrazó, sintió nostalgia, la calidez invadía su corazón, y de alguna manera, se aferraba a ello, y aquella nostalgia, sin querer que esta terminase.
Sasuke al oír el llanto de su hija, no podía más, apretó los dientes fuertemente, para no mostrar ni una lágrima ante el enemigo. Pero le fue imposible, se le hacia un nudo en la garganta, y un par de lágrimas rabiosas asomaron por su rostro.
Se acercó a Teyawar, y con mirada fría y atemorizarte, agarró su cabeza con una mano, levantándolo del suelo, y aplastándole la cabeza de manera insoportable.
Teyawar: Veo que os he hecho de enfadar, ¿verdad? Uchiha Sasuke.
Sasuke: Cállate insecto, no me dirijas la palabra.
El chidori emanaba del cuerpo de Sasuke, que lo extendió hasta aquel tipejo, electrocutándolo lenta y dolorosamente. El Uchiha, con la mano que aún le quedaba libre, sacó su espada- Lo estampó de manera agresiva contra uno de los muertos árboles del lugar, y le clavó la delgada espada en el hombro derecho, el contrario del corazón, para que sobreviviera en agonía.
Sasuke: Es mejor que no te muevas, si no quieres terminar peor (mirada amenazante).
El pelinegro se dirigió a donde estaban Naruto y sus dos hijos. No pudo evitar las ganas de abrazarlos con amargura en su corazón, por todo el dolor que habían tenido que sufrir, sin haberlos podido proteger.
Sasuke: Ya esta, ya esta, papa está aquí, no consentiré que os vuelvan a tocar un pelo.
Himeko: ¡Papa, papa, mi papa, no me vuelvas a dejar, papa, no me separaré nunca de tu lado!
Himeko no podía dejar de llorar, solo tenía 7 años cuando fue secuestrada, aun era solo una pequeña niñita. No quería pensar en nada, quería olvidar todos esos años de experimentación, antes tenía que ser fuerte por su hermano pequeño y por ella misma. Pero en ese momento ya no estaría sola, sus padres la abrazaban, y ahora quería desahogar todo el llanto que durante ese tiempo había llevado su alma.
Sasuke la llevó a su amplio pecho, abrazándola con más fuerza, volviéndose a escapar alguna lágrima.
Sasuke: Ya está mi princesa, nunca te dejaré ir, estoy aquí mi vida, papa está contigo, ya no tienes nada de qué temer.
Naruto: (llorando) Tsuyoshi ¿estás bien chiquitín?
Tsuyoshi: (asiente) Solo... abrázame.
Naruto: (llora/sonrisa) Sí mi niño.
EL COMIENZO Y EL FINAL

Capitulo 102 - Miedo de huida

Teyawar: Sois muy ingenuos, y eso que lleváis varios años en mi jaula, pequeños Uchihas. Deberíais aceptar la realidad, no podréis escapar de mí.
El pequeño ángel oscuro miró hacia el suelo, impidiendo que su cara se pudiera ver.
Tsuyoshi: Seguramente no podremos escapar.
Teyawar: Je, se te metió algo de cordura en la cabeza.
Tsuyoshi miró directamente a aquel bastardo, y en su cara se dibujó la característica sonrisa del clan.
Tsuyoshi: Pero eso será porque no conseguirás volver a atraparnos.
Expandió sus negras alas y alzó el vuelo rápidamente. Cualquiera que lo viera, podía apreciar la elegancia de sus movimientos cuando el viento pasaba por sus plumas. Era terrorífico, hermoso, un sentimiento estremecedor que invadía la piel al observarlo. Su oscuro cabello, sus anochecidas alas, sus ojos rojos carmesís que penetraban en el alma.
Himeko dejo aquel temblor en su cuerpo, provocado por volver a ver a su secuestrador. Aprovechando la distracción del enemigo, mordió su dedo pulgar, saliendo unas gotas de sangre y poniéndolo sobre el suelo.
Himeko: (susurros) Grandes espíritus, yo os invoco, rogando por vuestra ayuda.
Una luz salió del suelo, donde se había formado un sello. De entre la espesura del humo, se podía apreciar una figura. Una hermosa zorra, de pelaje tan blanco y puro como la nieve, y unos ojos rojos cristalinos, de un suave tono.
Himeko la abrazó fuertemente, hacía años que no veía a su zorrita, sin querer un par de gotas resbalaron de sus ojos.
Himeko: Yukiko, te eché de menos.
Yukiko: (voz suave) Yo también, princesita.
Himeko: (susurro) ¿¡Desde cuando hablas!?
Yukiko: Aprendí muchas cosas en el mundo de los zorros.
Kurama: “Lo siento, pero no hay tiempo para esto”
Himeko: Tienes razón, por favor Yukiko, trae ayuda.
Yukiko: Sí.
La blanca zorrita escapó rápidamente. Tsuyoshi vio como su hermana había terminado el trabajo, sus miradas se cruzaron, y en un instante supieron el qué hacer. El ángel dejó de marear al enemigo, y se puso delante de él mirándole fijamente a los ojos, utilizando una técnica más poderosa que el Sharingan. Al tenerlo dentro de su genjutsu se alejó de él, Himeko utilizó un jutsu parecido al Katon y al Shuiton, pero de su boca lo que salía era gélido hielo, que rodeaba el cuerpo de Teyawar.
Tsuyoshi torturaba su mente reiteradas veces, haciéndole pasar su peor pesadilla. Su cuerpo estaba inmóvil, y su mente no era consciente.
Himeko: Creo que estamos salvados, pero es mejor no quitarle el ojo de encima.
Tsuyoshi: (asiente).
Himeko hizo varias posturas con sus manos, y pronunciando varias palabras en voz baja. Fue hacia el bloque de hielo que retenía a Teyawar, posó su mano sobre la fría superficie, terminando un jutsu de sellado.
Tsuyoshi: ¿Funcionará?
Himeko: Eso espero.
Paso un rato, y todo seguía igual, pero estar en aquel tétrico, oscuro y lúgubre lugar y cerca de aquel que los torturó y experimentó con ellos durante años, no era muy agradable. Por sus mentes varias veces pasó la idea de marcharse e irse corriendo, pero tenían miedo que el genjutsu a larga distancia dejara de funcionar, o que al descuidarse y darse la media vuelta corriendo, Teyawar escapara, y los atacará por sorpresa, sin ninguna oportunidad de contraatacar.
EL COMIENZO Y EL FINAL

Capitulo 101 - Escapar

Nunca habían estado muy lejos de aquella “habitación” donde casi siempre los mantenían encerrados o en la sala de experimentación, que era mucho peor. Himeko analizó la estructura de aquel lugar, prediciendo con su mente cual era el camino que deberían tomar.
Por aquellos pasillos se encontraron varias veces a ninjas que anterior mente los habían torturado. Su nerviosismo y sus ganas de contraatacar en el momento dándoles una paliza, fueron disimulados, cruzándose con ellos como cualquier otro de sus compañeros.
No habían notado su falsa presencia y siguieron adelante, en otro momento la venganza Uchiha ya caería sobre sus cuerpos. Himeko sabía que su padre no se iba a quedar quietecito, y que seguramente los destruiría a todos en apenas unos minutos.
Himeko: (susurra) Ya casi llegamos.
Tsuyoshi: (asiente).
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Teyawar: ¡He, tú despierta!
-(nervioso) Lo-lo siento Teyawar-sama.
Teyawar: Imbécil. Por lo menos nuestros prisioneros están resignados, ¡sabéis que no podéis escapar pequeños Uchihas! (risa malvada). Aun así vigílalos y no te duermas, o si no te cortaré el cuello.
-S-si Teyawar-sama.
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Naruto repentinamente se levantó de su silla Hokage, y miró por la ventana.
Shikamaru: ¿Qué ocurre Naruto?
Naruto: Lo siento, siento su chakra. ¡Shikamaru me voy, luego te explico!
Naruto saltó por la ventana, corriendo rápidamente por los tejados.
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Tsuyoshi: Acabo de notar algo.
Himeko: ¿?
Kurama: Acabáis de traspasar una barrera, seguramente es la que impedía que localizaran o que notaran vuestro chakra.
Himeko sentía como sus ojos querían llorar.
Himeko: En-entonces, volveremos a ver a papa y papi (snif) quiero verlos, quiero verlos, quiero ver a mis papas.
Kurama y Tsuyoshi se entristecían al ver así a Himeko, a pesar de ser fuerte, solo era una pequeña niña, que quería ver a sus padres, después de estar sin ellos durante 3 años.
Kurama: Lo sé princesa, pero ahora debes contenerte para que no los descubran, pronto saldrán al exterior.
Tsuyoshi: (serio) Todo estará bien.
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Sasuke vio a Naruto y fue junto a él corriendo.
Sasuke: Lo notaste ¿verdad?
Naruto: Sí, por fin volverán con nosotros.
Sasuke: Sí.
Naruto: Su chakra está muy debilitado.
Sasuke: Debemos darnos prisa.
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Himeko: Veo una luz.
Por fin consiguieron salir y respirar aire puro después de tanto tiempo. Miraron a su alrededor viendo un ambiente realmente nefasto. El suelo parecía estar lleno de cenizas, el cielo era del mismo color que la tierra, un color grisáceo. Los pocos árboles del lugar estaban medio muertos y sin hojas. Se podía apreciar algunos huesos, e incluso calaveras, esparcidas por el suelo. Aquel ambiente era demasiado tétrico.
Caminaron un par de horas, sin saber a dónde iban o donde estaban, nunca se hubieran imaginado que un lugar así podría llegar a existir. Desgraciadamente eso los llevó a la perdición.
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Naruto y Sasuke corrían a toda velocidad en dirección al chakra de sus hijos. Rezando por que estuvieran bien, hasta que Kurama empezó a hablarles.
Kurama: Naruto.
Naruto: ¿¡Kurama, como están mis hijos!?
Kurama: Están perdidos, pero consiguieron escapar de la base del enemigo.
Naruto: Menos mal.
Sasuke: Lo han soportado bien.
Kurama: Tsuyoshi lo ha aguantado mejor, a pesar de ser tan pequeño es muy fuerte de carácter pero…
Sasuke: ¿Qué pasa?
Kurama: Himeko también ha intentado ser fuerte, pero cuando pasamos la barrera y pudisteis notar su chakra, se lo dije, que la notabais, pero su tristeza empezó a brotar y solo decía que quería veros, quería estar a vuestro lado.
Naruto soltó unas pequeñas lágrimas, con el único objetivo de encontrar a sus hijos. En los ojos de Sasuke también resbaló una pequeña gota, su pequeña hija lo necesitaba, y pedía por él.
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Teyawar: Je, ¿Con que creíais que podíais engañarme?
Tsuyoshi lo miró de manera severa, mientras que Himeko empezaba a temblar.
Kurama: “Mierda”

EL COMIENZO Y EL FINAL

Capitulo 100 - El intento

Pasaron tres años…
Desgraciadamente, una gran tormenta cayó. Los cielos tronaron por varios días, soltando mucha agua y encharcando los terrenos. Todo esto sucedió unas horas después de que el grupo de niños comenzará la búsqueda de la princesa y el ángel negro. Por culpa de la lluvia todas las pistas se borraron, y en el ambiente solo se olía el agua de lluvia.
Kurama había informado a Naruto y Sasuke de la desaparición de los niños, en el momento en el que sucedió. El rubio empezó a buscarlos desesperadamente, al igual que Sasuke, que enfadado, maldecía una y otra vez y mataría a quien osara tocar a sus hijos.
Las dos búsquedas en ese momento fracasaron, pero estas no terminaron, una y otra vez varios grupos de ninjas investigaban las zonas o posibles lugares, incluso ninjas ambu enviados por Naruto intentaban encontrar el lugar donde se hallaban, pero nada tuvo éxito.

A pesar de tener ya a dos Uchihas, las persecuciones no pararon, al igual que el aumento de cabreo de Sasuke. Aquella organización a pesar de los años, nunca había cambiado de lugar. Eran varios hombres, que estaban gobernados por un jefe supremo, organizador de todo el plan.
Su propósito era extraer el chakra de sus cuerpos, ya que la familia Uchiha era la más poderosa, su energía era de igual forma. Al obtener su chakra, lo metían en su interior, llenándose de fuerza. Pero tuvieron varios problemas que no tomaron en cuenta. No todas las personas eran compatibles con el tipo de chakra de los niños. No sabían cómo utilizar tanto poder y se volvían locos, otros por el exceso en sus cuerpos se desmayaban durante unos días.
Hicieron varios experimentos, dejando siempre exhaustos a los niños. Los tenían en una oscura habitación, encadenados por grilletes. Estos estaban en los pies y manos de Himeko, pero a Tsuyoshi le tenían liberada la parte inferior.
Cada día era un infierno. Les pinchaban con jeringuillas, normalmente para sacarles sangre. La comida era a base de dos trozos de pan y agua al día. Podían aguantar intentando apoyarse en el otro, y aguantar por el otro, siendo un empujón de esperanza, que les daba fuerzas para seguir adelante.
Sasuke sentía muchas veces que no podía aguantar más, y que de un momento a otro destruiría todo a su alrededor. Veía como su alegre rubio ya no sonreía apenas, o lo hacía pero de manera falsa y no de corazón. Por las noches en sueños, nombraba a Himeko y a Tsuyoshi, teniendo muchas veces pesadillas. Su cara siempre tenía un deje de tristeza.
Sus pequeños hijos estaban de igual forma, enfadados, tristes, deprimidos, amargados, intentando siempre buscar un camino para poder hallar a sus hermanos. Su desaparición les afectó mucho.
Itachi y Deidara, que durante esos años habían vivido allí, a pesar de no poder salir de la casa, lo hicieron, e intentaron recuperar a los niños, pero tampoco tuvieron éxito.
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-Teyawar-sama, los experimentos siguen sin dar buenos resultados.
-¡Sois imbéciles! ¿¡Cuántos años necesitaréis a este paso, ineptos!?
El jefe insultaba a uno de sus lacayos, mientras otro llevaba a los prisioneros de nuevo a su “habitación”.
-Entrad.
Los dos entraron, sin subir la mirada, observando al suelo. Se sentaron en un rincón, oscuro y vacio.
Himeko: Por fin terminaron hoy (suspiro).
Un rato pasó, y los ninjas se alejaron, dejando un guardia en su puerta, que ya había conciliado el sueño.
Tsuyoshi: (susurrar al oído) No hagas ningún ruido Himeko, saldremos de aquí; el tamaño de mis esposas es más grande, ya que utilicé barro para rellenarlas y con un jutsu hice que se viera igual que mi piel.
Himeko abrazó fuertemente y con una inmensa alegría a su pequeño hermanito.
Himeko: (susurra) ¡Eres un genio!
Tsuyoshi le quitó los grilletes a Himeko. Los grilletes tenían sellos, que anulaban su chakra para que no pudieran escapar, pero una vez quitados un poco de energía fluía por sus cuerpos.
Kurama: “Bien hecho demonio, os daré algo de mi chakra para que os recuperéis un poco”
Niños: “Gracias Kyu”
Kurama: “Ahora salir rápido de ahí”
La puerta era de varias capas de hierro, con una pequeña ventanita tapada por gruesos barrotes. Himeko se concentró y a pesar de costarle dominar el viento por sí solo, sin mezclarlo con el agua y hacer hielo, puso sus fuerzas en ello y poco a poco y con cuidado, consiguió coger las llaves que tenía el guardia en su cintura.
Himeko: “¡La tengo!” (sonrisa).
Abrieron muy cuidadosamente la puerta, dejando el mínimo espació para salir, volviéndola a cerrar y colocando las llaves de nuevo en el cinturón del guardia. Hicieron dos clones deformes, pero igual a su figura, para que no gastaran mucho chakra, y engañar a los guardias, creyendo que todavía estaban encerrados. Usaron un jutsu de transformación, convirtiéndose en peones ninjas, para no ser descubiertos mientras intentaban buscar una salida, y pasar desapercibidos.
Pronto, después de aquellos tres años, conseguirían escapar de aquel infierno, o al menos eso creían.